TEMPORADA ESTIVAL CON MENOS INCENDIOS FORESTALES

 

Campaña con menos incendios forestales de media en los últimos 10 años


    Una primevara con numerosas lluvias sobre la península, sumado al confinamiento sufrido en los últimos meses en nuestro país, han propiciado que hasta mediados de agosto, la superfície calcinada en nuestro territorio durante el 2020, haya descendido en un 45% respecto a la última década. Los datos del Ministerio de Agricultura, hasta el 9 de agosto, desvelan un total de 5.144 siniestros (conatos e incendios), 6 grandes incendios (de más de 500 ha) y superfície afectada 28.434 ha., frente a las 54.726 ha. (media de los últimos 10 años) y las 60.339 ha. calcinadas en 2019. 


    Cada vez son más voces de expertos forestales, las que reclaman una gestión de nuestros montes y bosques más sostenible, la obtención de biomasa como combustible, la extracción de madera para la fabricación de muebles, favoreciendo a la agricultura extensiva y con la introducción de nuevos y más grandes rebaños, todo ello ayudaría a crear mayor biodiversidad en nuestros bosques y montes. Investigadores, prevencionistas y personal de lucha contra incendios forestales reclaman, para conseguirlo, una gestión del territorio integral, para que éste sea más resistente y resiliente a los incendios forestales.

    Los profesionales de la lucha contra incendios hace años vienen incidiendo en adoptar medidas en este sentido para resolver una problemática, que cada vez afecta de manera más directa a las poblaciones más cercanas a nuestros montes.

    En este sentido, en la última Jornada de lucha contra incendios forestales, donde convergeron distintos especialistas en áreas como la gestión, prevención, investigación y extinción de incendios forestales se aportaron algunos parámetros que ayudarían y mucho en el camino hacia conseguir unos bosques y montes seguros:


        1.  Cumplir la normativa de Protección Civil obligatoria: Planes de Autoprotección y Emergencias Municipales.


        2.  Potenciar el sector forestal, a través de políticas que incentiven el aseguramiento de los montes, sus aprovechamientos directos e indirectos, etc.


        3.  Estudio de las interfases urbano/forestales, sin olvidar los usos industriales, agrícolas, etc.


        4.  Desarrollar Indicadores de Colapso / Respuesta Operativa que sean aceptados por todas las administraciones y que relacionen los riesgos potenciales con los medios de extinción existentes.


        5.  Análisis de los incendios en superficie forestal dentro de un Ciclo de las Emergencias (prevención y detección, extinción, rehabilitación zonas afectadas, tratamiento informativo).


        6.  Mejorar la formación de los intervinientes en otras tipologías de siniestros. Adaptar las formaciones a cada zona geográfica de intervención.


        7.  Tener extrema precaución con los incendios que se propagan con gran rapidez y que no afectan a toda la carga de fuego susceptible de arder.


        8.  Ser extremadamente prudentes en los días posteriores a los grandes incendios. El peligro en los días posteriores puede ser crítico, ya que en caso de simultaneidad de incendios puede haber dificultad para mantener todo el operativo completo.


        9.  Potenciar el desarrollo y uso de la maquinaria pesada en los incendios forestales, y la extinción nocturna con las metodologías adecuadas.


       10.  Cumplir los protocolos de las autoridades sanitarias en cuanto a EPI, distanciamiento, etc., por parte del personal de intervención.

 
    Desde las administraciones públicas, sectores profesionales y población en general, debemos insistir en que la emergencia climática que sufre el planeta en los últimos años provoca campañas forestales contra incendios cada vez más largas y con incidencias más virulentas provocando cada año realizar más inversión tanto en planificación como en prevención y en extinción. 

    Por lo tanto, es suficientemente claro que una mejor gestión de nuestros montes y zonas forestales nos ayudará en la reducción de números de incendios y su virulencia.    



Fuente: Cuadernos de Seguridad

   

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